Nos predican con demasiada frecuencia que el individuo es importantísimo, que el individuo salvará al mundo, que es la iniciativa individual la que hace y mejora la economía, el que debemos cambiar cada uno de nosotros, que eso nos traerá el cielo, el nuevo mundo, el paraíso del mercado, que se yo, tantas variables de la salvación. Pero eso no es cierto, o no del todo. No basta el cambio individual, se requieren cada vez con más urgencias cambios globales, modificaciones estructurales, cambios definitivamente colectivos, de conducta, de relaciones, de emociones y de conciencia.
En casa hemos intentado una serie de cambios individuales y de micro escala, pero todos terminan ayudando en parte pero topando con el mismo problema, lo individual se ahoga en un mar de ausencia colectiva y comunitaria que provoca cansancio.
Es probable que ésto me pase solo a mi, es cierto, pero también es probable que mi análisis sea el correcto o al menos en parte y entonces la situación es grave, o a mi me lo parece.
Preocupados de cada vez ser menos contaminantes y productores de basura hemos adquirido bolsas de genero para traer la mercadería del supermercado en ellas y no en bolsas plásticas.Y ésto ha resultado todo un arduo camino: en los supermercados los chicos que empaquetan (esas nuevas generaciones que tendrían nueva conciencia ecológica) como no empaquetan en bolsas plásticas nos dejan tirados los productos o miran con cara de marcianos. Pero sobre todos los que están alrededor miran como diciendo mira el tipo que hincha, en vez de llevar plástico y ya. La verdad es que muy pocos usan aún bolsas reutilizables, la mayoría sigue llenandose de plástico. Falta conciencia colectiva, faltan campañas masivas pero también una ley que prohiba el plástico en los supermercados y tienda.
He intentado reciclar, separar papeles, botellas plástica, de vidrio y latas de bebida y cerveza. Pero a la hora de ir a dejarlas resulta que solo hay en el barrio un contenedor de botellas de vidrio, las de plástico se acumulan, como las bolsas, en la basura; y las latas de cerveza y bebida las hecho en una bolsa que dejo colgada para que los recolectores, que son recicladores pobres, economistas de su subsistencia, se las lleven. Pero no basta, la gente que vive en el edificio nunca ha pensado en que es posible que hagamos esto colectivamente, que separemos no solo botellas y latas, sino que además separemos basura orgánica de no orgánica, papeles limpios, ropa, etc. El asunto es que aún si lo hiciéramos que hacemos luego si la municipalidad tiene licitado un basurero privado que paga a sus trabajadores una miseria y reune todos los desechos en un mismo camión contenedor.Y además los recolectores de basura individuales que viven para sobrevivir no alcanzan a formar una economía, se necesitaría organizarlos, armar una cadena de distribución, incluso empresas municipales o cooperativas de reciclaje, por que los empresarios no invierten en esas tonteras, solo en lo que da dinero seguro y a corto plazo. Se requieren políticas fomentadoras de lo colectivo que beneficia a todos.
Y para que hablar de comida orgánica, de intercambio seguro de libros, etc. Las cooperativas no tiene espacio en la economía neoliberal, las organziaciones se desorganizan prontamente por que cada participante quiere todo a corto plazo y en los edificios, como en los míos, los mismos vecinos que nos saludan en las mañanas no nos dejan participar en las asambleas de comunidad por que somos arrendatarios y no propietarios; pero luego quieren imponernos sus reglas.
Todos los esfuerzos individuales de cambiar y pensar en los demás, solidariamente, colectivamente, cooperativamente, corre siempre el riesgo de chocar contra el muro del individualismo. Yo tiendo a pensar que aquellos que quieren consumidores aislados y no ciudadanos, vecinos o participantes hacen lo posible por convencernos que el individuo es el camino. Y yo porfiadamente creo que una minga es siempre mejor a un paseo solitario. Sigo apostando por eso, aunque en esperarlo el mundo se vaya al carajo y todos los individualistas individuos con él en el desplome.
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