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Concepción, Bio Bio, Chile
Abogado. Maestro en Teorías Críticas del Derecho. Doctor en Derecho en DDHH y Desarrollo.

sábado, 10 de diciembre de 2011

DERECHOS HUMANOS, DERECHOS ANIMALES.

Lo que sigue me ha salido de leer en la web que hoy 10 de diciembre confluyen a la par el que se designe como el día internacional de los derechos humanos, el día del derecho de los animales y cinco años de la muerte de Pinochet.
 
De hecho ésta misma semana se ha celebrado los 50 años de Amnistía Internacional y con éstas noticias y lo que viene pasando en Siria, las calles de Moscú, los nuevos y consecutivos allanamientos a comunidades Mapuches como si fuera una película del farwest, a punta de balazos, se vuelve a abrir una vez más esa brecha entre declaraciones y realidad. Cada día y a cada rato nuestros gobernantes hablan y hablan de derechos humanos y se encargan de hacer todo lo posible por permitir y fomentar su violación. El listado puede ser largo de ejemplificar por país y no voy a gastarme en señalarlos, basta ser un lector crítico de la prensa nacional e internacional, por que nuevamente lo que me interesa es preguntarme ¿por que a pesar que nunca se ha hablado tanto de derechos humanos se siguen vulnerando como en competencia por ver cual supera a cual, su mención o su vulneración? Nuevamente la respuesta que se me ocurre es que pensamos de una manera errada y parcializada los temas, como si pudiera disociarse el discurso de la conducta y que además hemos dejado los derechos humanos para la esfera declarativa y no para la acción con una finalidad centrada en los derechos.

Pensar en los derechos humanos en serio requiere un cambio de mirada, de pensar y de actuar. No basta con dejarlos entregados a una carta de derechos, a un discurso a un eje orientador en las mallas de enseñanza, no basta con pensar que es un reclamo político contra el que está en el poder o que las violaciones pueden empatarse. Se requiere pensar y actuar complejamente, holísticamente, cotidianamente. Los derechos humanos son un asunto serio, no es posible pensar que es un asunto jurídico reservado a los Juzgados si nuestros Tribunales y el inmenso mayoritario del pensamiento jurídico sigue pensando que es un asunto normativo programático pero  cada día se vulneran derechos fundamentales en las sentencias que se dictan. En Chile falta una hermenéutica de los derechos humanos que evitaría, por ejemplo, que en materia civil pueda ponerse igual obligación de probar a empresas gigantescas que a personas individuales, que en materia laboral aún se discuta que solo se aplica el pobrísimo código del trabajo a aquellos que tienen un contrato de trabajo y no a los que trabajan sin él, que son cerca de un 70% de la fuerza de trabajo, o que los empleados publicos sean maltratados por el estado, o que el poder judicial esté lleno de empleados a contrata por un lapso que cuando se cierra el tribunal o se refunde, simplemente se les despacha a casa sin importar el número de años que hayan prestado servicios, y así si revisamos cada rama del derecho formal.

Pero también nos falta educación, auto educación y considerar que en el centro de los derechos humanos lo que está en juego no es el vago concepto de humanidad, ni un humanismo benevolente y abstracto sino respeto y dignidad  y sobre todo claridad para establece que el poder siempre separa y designa quienes son humanos y quienes no y que esa separación es la base de la discriminación y violación: Pinochet y su régimen pensaban que el país se dividía en chilenos y extranjerizantes, en humanos y humanoides; Bush y también Obama que aún no cierra Guantánamo (vaya premio nobel de la paz) entre humanos y terroristas y así. Cada día se requiere fijarse en eso, en respeto y dignidad práctica y efectiva para todos, de lo contrario es muy fácil estar en las naciones unidas hablando de los derechos de las humanas habiendo permitido que la policía golpeara en el sur de chile a las Machis sagradas de su pueblo.

 
Tal vez entonces sea bueno que el 10 de diciembre se reemplace por algo así como el día internacional por los derechos de los humanos y de los animales, por que en el fondo detrás está el mismo problema, el del respeto y de la dignidad, el de como seguimos pensando que en el mundo hay personas y seres disponibles para el goce o el abuso de otros. Con la civilización primero, la ilustración y la ciudadanía nominal hemos olvidado  que hay en nosotro,s mamíferos humanos, algo de animalidad que exige respeto y dignidad y que es la misma, que si hablaran seguramente pedirían nuestras mascotas como las bestias libres a las que se les caza para producir dinero, maldito fetiche.

Desde que tengo mascotas, mis hijotes Tomasa y Preto me recuerdan que la animalidad es algo que hemos perdido, la simpleza del respeto y la dignidad y que como tratamos a los animales es como imaginamos debe ser tratada la vida, y que la vida no parcelada sino íntegra debe ser respetada protegida, promovida, potenciada.

No puedo ser tan disociado si pienso y actuó con una concepción de los derechos humannos como algo más que una carta de derechos, no puedo criticar al gobierno de turno que mete policías para solucionar cualquier cosa sin recordar que fueron los anteriores supuestamente gobiernos progresistas los que permitieron a la policía siguiera siendo una fuerza militar, o creer que solo los que piensan como yo pueden ser admitidos y así.

Es por eso que si confluyen en un mismo día el aniversario de los derechos humanos, la proclama de derechos animales y la muerte de Pinochet es que debe atenderse a que lo que importa es respeto, protección y promoción de una vida digna no solo la subsistencia. Por eso cuando murió Pinochet abrí una botella de espumante, champaña o cava o como quiera que se llame, las patentes comerciales también nos separan, no para celebrar su muerte sino para recordarme la alegría de haber sobrevivido a tanta muerte, a aquel que se alegraba por la economía de enterrar dos cuerpos en una misma tumba, de la misma forma como hoy se alegran los banqueros y ministros de hacienda de los planes de ajuste que reducen a dos o tres o diez por uno los dineros necesarios para promover la vida en concreto, no en abstracto como hacen los moralistas antiaborto que les importa un carajo como comerán los niños luego.

De eso se trata entonces de la celebración de la vida, y algo me dice que hoy habrá que descorchar una nueva botella por los derechos de los humanos, de los animales y por que a pesar de tanto canalla de todo signo, seguimos vivos y con ánimo de seguir jodiendo por la dignidad y el respeto. Salud.

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