A solo 20 y pocos días después del terremoto ocurrido en Chile, hemos vuelto a las informaciones superficiales, a la TV con programas con frases solidarias, a las notas de la tragedia centradas en los destrozos y derrumbes, a la "nota humana" del dolor que todavía se mantiene, y a la discusión sobre los saqueos y destrucciones de tiendas comerciales pequeñas y grandes, como si fueran lo mismo, y la necesidad de encarcelar a toda la horda.
Sobre los saqueos, se ha centrado la discusión entre la espectacularidad de las fotos aportadas por vecinos, la "Oh sorpresa" de ingenieros, médicos y personajes manifiestamente con dinero, los ricos en sus autos caros, quienes también robaron y saquearon supermercados. En todo éste verdadero show, el criterio de persecución penal, castigo y cárcel, se presenta como único enfoque del problema. Nada de pensar el antes y el después, solo el delito y el castigo.
A su vez, las secciones de cartas del lector de los diarios y un montón de posteos en facebook y otros foros, se han llenado de misivas moralistas, que señalan como sintieron verguenza de ver personas que entraban y sacaban cosas de los grandes supermercados (no he leído ninguno hablando del saqueo al pequeño vecino. Señalan estas cartas lamentos públicos su posición: ni siquiera el terremoto justificaba ese asalto, que nada justifica robar, que se trata de una horda que debe toda ser encarcelada y castigada sin límite ni graduación, sin misericordia, a todos por igual.
Al igual que las sesiones de los medios de comunicación sobre los hechos, son todas éstas, la TV y las lamentaciones moralistas, de reacciones banales y conservadoras, que no se hacen siquiera preguntas diversas a su posición de un bien absoluto pero abstracto y vacío. Guardan silencio sobre otros saqueos y despojos anteriores y posteriores al terremoto, a que los ciudadanos son expuestos diariamente. Prefieren elevar su voz sin preguntas, análisis ni indagaciones, sin un silencio reflexivo. Olvidan que si no se tiene anda interesante que decir es mejor callar.
No pretendo dar respuestas a lo ocurrido. Hablar de acciones, imaginarios y pulsiones de vida y muerte desatadas es harto complejo; además que a diferencia de los sabelotodo de moral vacía, me preocupa más el hacer que el decir, el pensar que el vociferar. Pretendo apenas plantear preguntas para un debate que debiera durar largo tiempo, pero que a esos vociferantes se les olvidará con la próxima liquidación de ofertas para su consumo, para replantearnos el como hacemos sociedad y el como enfrentamos la alteridad en un país que transita entre el individualismo y la competencia como paradigmas; y entre el amarillismo de la prensa y la falta de reflexión profunda por otro.
Vamos por parte, hablemos primero de esas defensas moralistas.
La vergüenza que manifiestan sentir dicen relación con sus pudores, y estos con sus valores. Probablemente habría que indagar profundamente en estos, saber si efectivamente hay ética o solo miedo, preguntarles si creen en la propiedad privada y en cual, si solo en la suya, en la de los conglomerados económicos o en la de los demás, y si sobre esa propiedad creen que existen otros valores que ameriten relativizar su importancia. Probablemente no tienen respuesta doctrinaria, solo un estar en algo que siempre les dijeron debía ser así; quien sabe si han oído hablar siquiera de la función publica de la propiedad y de como debe usarse en beneficio de las mayorías y de la falta de instituciones y normas que regulen eso en Chile.
Más aún, habría que interrogarlos no solo sobre sus creencias, sino sobre sus conductas acorde a ellas. Si creen tanto en la propiedad privada absoluta, habría que preguntarles si están dispuestos a defenderla con la misma radicalidad a ultranza y por supuesto con sus acciones y no la de otros. Lo ético es asumir una conducta exponiéndose al riesgo, no solo mirar desde la vereda de enfrente. Habría que preguntarles si están dispuestos a defender solo la propia propiedad o toda como un principio absoluto. Uno ha de suponer que si emiten juicios absolutos tendrán comportamientos acordes con esa moral y que no solo defenderán lo propio y directo, ya que esa conducta de lo mínimo sería un egoísmo tan bajo como el de quienes solo pensaron en obtener un beneficio al saquear, lo que los iguala. Y si creen que es un valor absoluto habría que preguntarles si hicieron algo al respecto, si se atrevieron a organizarse y pararse en las puertas de los locales saqueados para detener o al menos intentarlo, el saqueo que se realizaba. Si se expusieron ellos, no si transfirieron la responsabilidad a terceros, que eso siempre es fácil, pequeño, mínimo y egoísta. Si no lo hicieron, sus valores no son tan fuertes como sus palabras, es decir también su egoísmo los llevó a privilegiar su seguridad por sobre sus valores y así es posible afirmar, o bien que éstos, sus valores y creencias,son superfluos y dependen de que otro se los garantice y que ellos reciban solo los beneficios, lo que implica una moral pequeña y de doble sentido, en que las acciones se separan de los pensamientos; así es fácil. O bien si creen que es posible vivir con una moral que atañe y obliga a otros y no a ellos mismos, lo que los sitúa en el mismo rango de individualismo egoísta e interesado de los saqueadores.
Aquellos que se lamentan pero no hicieron nada, mejor harían quedándose callados y en casa asistiendo a los reality seudo militares o a programas donde los policías atrapan maleantes como superhéroe de barrio. Por que conozco directamente al menos dos situaciones radicalmente distintas, en donde vecinos acudieron a defender con su propia integridad lugares que entendían valiosos por ser comunitarios, como una farmacia de barrio, que vende más barato que las grandes cadenas y es sentida como propia, o el caso de un jardín infantil defendido por los padres y otros vecinos que envían allí a sus hijos. Eso es altura moral.
Hago aquí un primer destaque: las opciones nunca son de un solo tipo, pero transitan entre el individualismo facilista del que solo observa y el accionar de una comunidad que crea legitimidad en sus acciones y no solo habla de ello.
Hagamos entonces preguntas profundas sobre los argumentos que se entregan:
No eran necesarios los saqueos al día inmediatamente siguiente del terremoto, ya que aún no había hambre, dicen. ¿Como saberlo, como saber que no había hambre?. Habría que preguntarse seriamente si el grueso de la población no estará llegando a fin de mes con el dinero apenas o bien ya gastado y nuevas deudas sujetas a intereses para subsistir, en una bicicleta eterna y siempre en subida. Habría que al menos plantearse si tras una catástrofe existe esa racionalidad que invoca que ni siquiera existe en momentos supuestamente normales. O será que ante la impotencia e inseguridad, ambos sentimientos no racionalizados, hacen de su desesperación al no tener asegurada una cobertura futura de alimentos y otras protecciones, un accionar que sobrepasa el límite normalmente fijado de lo legítimo. Habría que preguntarse por que esto ocurre en un país sin seguridad social y en donde las autoridades no son percibidas como eficaces. Sin esas preguntas mínimas no hay debate serio sobre realidad y contexto, solo slogans.
Si se opta por una cultura individualista de satisfacción centrada en el interés y se difunde por todos los medios lo innecesario de formas de solución colectiva, de regulaciones permanentes, si no hay discursos de responsabilidad social y conductas coherentes al respecto, habría que preguntarse hasta que punto lo ocurrido no es solo una deformación radicalizada de ese discurso del lucro y el interés individual de los poderosos, presidente incluido. ¿o el egoísmo solo es aceptable dentro de un orden organizado y garantizado para algunos por las leyes y la fuerza policial?
Pero además plantean el castigo sin medida ni graduación como respuesta supuestamente eficaz contra lo ocurrido. Otra banalidad no razonada disfrazada de racionalidad del miedo. Disculpen si postulo que prudencia y razonamiento son medidas de civilización, pero me parece imprescindible. Y para ello no se puede nunca poner todo en un mismo saco, siempre hay que distinguir, incluso para castigar.
Es necesario cuando menos una distinción tradicional en derecho penal, entre hurto, robo y saqueo. La racionalidad jurídico penal debe servir para algo mas que solo para castigar.
En los hechos hubo de todo: personas que abrieron lugares no se sabe a priori si desespera u organizadamente. Esa es la primera distinción. No da lo mismo el acto irracional de la fuerza que la organización de la violencia. Los primeros pueden ver disminuida su sanción por un estado de necesidad o por la sensación colectiva de vulnerabilidad, pero distinto es el caso de quienes organizadamente actuaron. Hay que preguntarse en serio quienes son éstos actores en cada caso. Están los que entraron una vez abiertos los lugares, sacaron comida y bebida a un nivel básico, o incluso con algunos lujitos, como confites y esas cosas, pero abarcando lo que era posible llevarse en un instante. Eso no es robo, es hurto, y conviene recordar que incluso en las leyes adoradoras de la propiedad privada como nuestro código penal, el hurto es el lugar penal donde se admiten ciertas discusiones, incluso para eximir la responsabilidad y no castigar como el hurto famélico, es decir sustracción por necesidad; pero además es el delito donde el castigo se distribuye según el monto de lo sustraído, lo que implica incluso a veces no castigo, por lo que escapa a toda racionalidad el pensar que debe ser castigado de una misma forma el que roba x que el que se lleva x por 10. Quienes creen que debe siempre existir sanción total evitan razonar y analizar, se basan en una opinión moral abstracta y nuevamente dejan en manos de otros, los jueces, la misión de penar, para criticar luego si no hay pena perpetua para todos los casos. Contra la versión infame de la culpa y la moral vacía, el derecho debe imponer razonamiento. Históricamente el derecho es razonamiento, bueno o malo, pero no estupidez directa.
Los casos se acotan entonces, y conviene discutir en serio de robos y saqueos. Es cierto que haber robado mas que comida y bebida y destruido no puede ser admisible en principio, pero la pregunta clave es por y para qué, y sobre todo por que lo hicieron no solo los pobres sino especialmente los numerosos conductores de caros vehículos que robaron. Me parece que nuevamente caemos en el campo del individualismo egoísta que cree que siempre es el beneficio lo que mueve las acciones. La pregunta de fondo es por que la admitimos para los bancos o los accionistas de empresas, presidente incluido, el lucro y el beneficio permanente, y trasladamos el castigo solo a los individuos, el por que permitimos a las corporaciones financieras y a los hombres de negocio, que legalizan su conducta vía leyes y código de comercio y pueden sustraerse de toda responsabilidad por los efectos sociales de sus conductas y solo se sanciona a quienes siguiendo la misma lógica ultra individualista y de beneficio total, cometen una conducta que la ley no permite frente a otras que si.
Ya que hablamos de intereses y beneficio, habría que preguntar a los anti-saqueos que harán en contra de los bancos que en épocas de crisis cobran a destajo comisiones e intereses, que no hacen aportes sociales gratuitos y se enriquecen cobrando a los mismos sujetos que antes tientan con beneficios. Ojo con esto. La ley sirve para proteger ciertos intereses cuando benefician a algunos y para sancionar cuando los perjudican. Por que ese "robo" señalado en terminos vulgar y no jurídico técnico, los mismos supermercados saqueados lo ejercen a destajo quedándose con pesos que por ser monedas demasiado pequeñas no las entregan de vuelto. ¿o hay diferencia entre ese robo organizado y hormiga, uno tras otro hasta lo invisible, con el robo desesperado o aprovechado?. La moral individualista y vacía no da respuestas.
Lleguemos finalmente a los saqueos. De acuerdo con el diccionario saqueo no es cualquier cosa, sino un acto o de un ejercito sobre un territorio ganado o la irrupción violenta de grupos organizados sobre un espacio. La pregunta es quiénes eran esos grupos organizados que asolaron la ciudad, por que salen cuando la normalidad aparente se desvanece, cuando la autoridad no usa siquiera su poder simbólico. Ahora sabemos que esa ampa existe y hay que analizarla, por que tal como pudo verse en los días de saqueos, llegó un momento en que imponían por la fuerza su organización contra las poblaciones no delictuales; organizadamente amedrentaron a unos y beneficiaban a otros que ellos en función de sus propios intereses movilizaron. ¿A que intereses sirven esos grupos?, ¿basta combatirlos policialmente o es necesario medidas mas allá de lo individual y lo puntual, reordenando los espacios sociales?.
Ninguna intervención he leído sobre ésto y se requiere allí un debate en serio por que en la copia feliz del edén llamado chile, el terremoto abrió la tierra para mostrarnos que existen profundísimas y absolutas desigualdades sociales y culturales que provocan antes, durante y después del sismo, dolores permanentes a las comunidades.
Pensar con calma implica ir más allá de los titulares de los diarios amarillistas, la prensa banal de la farándula y la moral abstracta y egoista.
Nadie ha dicho públicamente nada contra la excesiva publicidad de las empresas en los medios y los millones que eso cuesta, para convencernos que son solidarios. ¿Por que en vez de hacer poublicidad no donaron sin devolución via impuesto y rebaja tributaria esos dineros?. Ese y el de los bancos o las inmobiliarias y constructoras es otro saqueo organizado, si organizado. ¿Alguna de las autoridades será con ellos tan drástico como con los individuos asaltantes?. No creo, la economía privada debe ser defendida para que haya ganancia, incuso castigando a quienes siguen fuera de la ley los mismos principios que otros dentro.
Se abren post terremotos aún mas profundas grietas que ya estaban: la brecha de desigualdad social; la del beneficio al mercado y las empresas y castigo a las personas; el abismo entre lo individual y lo colectivo, entre el individualismo egoista, moralista y narcicista y el principio de comunidad y de responsabilidad social y ambiental.
Avanzo otra nota que hay que debatir. Lo que el terremoto demostró fue sobre todo un déficit de comunidad. Pero ella no existe por si sola, se requieren de personas construyendo comunidad y eso implica no criticar desde la ventana, sino salir a la calle a hacer algo distinto a la brutalidad individualista. Algo de eso se generó frente al vacío de estado y sus autoridades, pero es necesario trabajar para que ello siga ocurriendo. Hablar desde la vereda de enfrente sin ensuciarse es más que nunca profundamente anti ético.
Ya me habia enterado que en estos tiempos "post-terremotum", te dedicavas a labores de solidariedad.
ResponderEliminarEste artículo lo comprueba.
Has ofrecido tu tiempo y tu conocimiento en pro de un tratamiento más humano del "día después".
Y eso vale para trabajadores, empleadores y juristas de buena fe.
Un abrazo desde Brasil
Cristiane Lopes
1.- Con el afán de poder asesorar en buenos términos a las personas que trabajan en mi empresa es que quiero asegurar el chancho con su persona…
ResponderEliminarEl tema tiene relación con un accidente que se produzca en la jornada laboral de una persona pero producto de un terremoto o tsunami…
Por nuestra biblia (ley 16.744) indica “no considera como accidentes laborales los debidos a fuerza mayor extraña que no tenga relación alguna con el trabajo”, por lo que a buena y primera uno diría que si un viejo se cae desde un andamio por que el terremoto lo movió…. No sería un accidente. Lo cual también sabemos que al estar inmersos en una zona declarada sísmica, podríamos prever de todas maneras la ocurrencia de ese mismo accidente. En este caso expuesto y bajo la hipótesis que es predecible que ocurra un accidente producto del terremoto, sería considerado como tal…. Eso es así?
2.- Las empresas están obligadas a mantener planes en caso de emergencias, y directamente al grano, mantener planes de evacuación en caso de alerta de tsunami, en nuestro caso, y yo personalmente estamos trabajando en la actualización de nuestro plan de emergencias del proyecto Muelle en San Vicente, la pregunta es…. Si producto de la evacuación hacia el punto de reunión segura ubicado en el cerro, una persona se accidenta gravemente y peor aún, es atropellado (todo esto producto que la empresa indico el camino a evacuar), es considerado como accidente del trabajo? (yo tengo la respuesta pero que usted me lo RECONTRA REconfirme!!).
3.- El mismo caso anterior, pero con la diferencia que el trabajador, producto de la evacuación que debe realizar a la zona de seguridad implantada por la empresa en el cerro y por el camino designado, pero con la diferencia que esta vez, el trabajador decide partir hacia otra dirección, y que producto de esa decisión tiene un accidente grave o fatal, es considerado de igual forma??
Espero no molestarlo o incomodarlo con estas dudas… actualmente estamos preparándonos como empresa para realizar un simulacro y nuestros queridos trabajadores tienen muchas dudas y queremos ayudarlos a decidir en forma correcta cuando ocurra un evento de similares características.
ahhhh mi correo de respuesta es vidalisla@gmail.com
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