A PROPÓSITO DE LA HUELGA DE HAMBRE Y LA LUCHA DEL PUEBLO MAPUCHE.
Me han preguntado algunos por que apoyo la huelga de hambre de los mapuches; por que si no soy mapuche, o si estoy de acuerdo con chantajear al estado o con la violencia en el sur y cosas así. Y como siempre la respuesta es plural.
En primer lugar apoyo en términos generales las luchas de los mapuches por su historia. Tengo una mirada de largo plazo sobre el punto, por que fuera de discusión histórica, su interpretación es otra cosa, los Mapuches estaban acá antes que los españoles y los chilenos y no cabe duda que sus tierras fueron ocupadas militarmente y luego sometidos a una larga situación de control, olvido y desintegración cultural. Las tierras que eran de ellos ahora son latifundios ganaderos y forestales y no por mera casualidad su población vive mayoritariamente soportándo altos índices de pobreza.
Como jurista apoyo particularmente las revindicaciones de los comuneros en huelga de hambre. Si el derecho representa la linea entre civilización y barbarie, hay que defender ciertos principios mínimos que están gravemente en riesgo en el derecho chileno. Primero que los civiles puedan ser juzgados por Tribunales militares; eso atenta contra la idea de una república, un gobierno civil que reserva la especialidad militar para ellos y para tiempo de guerra que es un tiempo militar. En Chile eso es herencia de la Dictadura Militar y no ha sido modificado. Segundo que exista una ley antiterrorista que pueda aplicarse a unos u otros según quién gobierne y su razón de defensa del estado y su noción de orden. Si alguien debe ser juzgado para eso debe haber ley general con delitos iguales para todos. Una democracia sólida no necesita leyes antiteroristas sino afirmar la igualdad procesal ante la ley que estas legislaciones quiebran. Tercero, por que el principio de inocencia y el debido proceso ameritan igualdad de condiciones en las investigaciones y juicios y eso en Chile no ocurre. La legislación terrorista permite la existencia de testigos sin rostro y sin indentificación, sin que nadie asegure que sean parte de la misma policía que investiga o colaboradores de las eventuales víctimas. Pero además por que la Fiscalía olvida demasiado frecentemente que su deber es investigar las circunstancias a favor y en contra de los investigados y solo hace ésto último. Cuarto por que solo se investigan y sancionan los delitos eventualmente convertidos por comuneros pero nunca las tropelías y demasías de la policía; y ese manto de impunidad sobre la brutalidad policial que empieza en las zonas rurales en conflicto acaba llegando a las ciudades ya que es el mismo mando policial y civil que la permite y fomenta. El derecho no puede amparar todo esto si pretne seguir estando del lado civilizatorio.
Pero sobre todo apoyo en estas circunstancias la lucha del puelo mapuche por que en verdad aspiro a otro país muy distinto del que vivo.
Quiero un país que no sea racista, que no aplique una ley solo a quienes tienen un carácter étnico distinto. Un país que cree que es foránea la cultura indígena pero que dice estar por una religión creada en otros continentes ya dmite ministros de creencias judías sin aplicar el mismo parámetro. El racismo me repugna.
Quiero un país sin brutalidad policial, en que la policía sea siempre el ultimo y no el primer recurso frente a la lucha social. Hay una clara linea de relación entre la violencia que se ve en la calle en que uno pega por que tiene poder y la que se vive en las casas en que uno golpea por que tiene el poder. No se puede ser tan ciego.
Quiero un país integrado pero no subsumido ni sometido. Y para ello es posible que coexistan ordenes legales, culturales y económicos que permanentemente vayan ajustándose.
Quiero un país que respete al diferente y que vele permanentemente la diversidad. Eso no es un discurso de palabras sino actos concretos que van desde enseñar a los niños que en este país viven personas de muchas etnias y razas, credos, gustos y orientaciones sexuales. Que siguen con leyes, instituciones y una cultura de respeto efectivo.
Quiero un país diverso en lo económico, que admita diversos estamentos y formas de organización económica y de generación y distribución de recursos.
Quiero un país con cultura, con respeto a sus tradiciones diversas, que escuche música, baile, vea cine, televisión y converse, que lea y estudie y que no solo vea telebasura ni hable sin saber.
Quiero un país solidario.
Quiero un país integrado.
Uno solidario.
Apoyo las luchas mapuches sobre todo por que nos abren un franco del que nunca se discute en ésta país. Ya es tiempo que los mestizos que somos mayoría comencemos a preguntarnos que es identidad.
Solo si nos hiciéramos en conjunto estas preguntas, probablemente tendríamos otro país y no uno en que solo después de 70 días parece que hay que preocuparse por esa gente que se muere a pausa.
A ese país sin fronteras aspiro.
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